«Twitter planta cara a los “trolls” mediante un nuevo sistema de filtros», o al menos, lo intenta.

Twitter está siendo, sin lugar a duda, una de las plataformas sociales online que más quebraderos de cabeza está suponiendo en los últimos años respecto al contenido que en ella se publica. La proliferación de trolls o haters que se resguardan en el anonimato para cebarse con alguien es un problema que ha traído consigo una larga cola de consecuencias difíciles de afrontar para los gestores de esta red de microblogging.

De esta forma, Twitter ha tratado de poner “solución” al problema, o al menos intentarlo, implantando un sistema de filtros que permite al usuario, de un lado, elegir ver únicamente las menciones de usuarios que sigue, lo que “silencia” el ciberacoso, y de otro lado, el llamado “filtro de calidad” que decide automáticamente, sin la decisión del usuario, que aparece o deja de aparecer en su timeline basándose en elementos como la relevancia o el origen de la cuenta.

Esto plantea algunas vacilaciones. En primer lugar, la opción de elegir qué menciones ve el usuario abre la puerta a la cuestión de si ese troll, hater, o simplemente cualquier tuitero que mencione al usuario pero que no sea seguido por este, ¿provoca que el mensaje mencionado sea solo silenciado para que no pueda verlo, lo que conllevaría que el tuit es publicado, pero sin la opción de que el usuario pueda verlo? ¿O más bien supone que ese tuit nunca llega a publicarse? Cabe entender que el tuit será publicado, pero sin la notificación al usuario mencionado de que este mensaje ha sido lanzado. Esto permite al usuario evitar saber que le están acosando o troleando, pero no elimina ese acoso del ciberespacio. Imaginemos, por un momento, que el acoso que se ejerce hacia una persona se lleva a cabo mediante el uso de una etiqueta o hashtag, y que éste se convierte en Trending Topic (TT). Esto no evitaría que el usuario que está siendo acosado sea consciente de ello, como ha sucedido en innumerables casos de acoso hacia particulares, en los que el acoso se manifiesta con una etiqueta que se convierte en tendencia. Uno de los casos más recientes ha sido el de un famoso youtuber, DalasReview, quien ha sido acusado de acosar a menores y ha sido perseguido por los tuiteros a través de hashtags como #DalasDeEstaNoTeEscapas o #DalasNadieTeCree. Al margen de esto, esta nueva herramienta que “silencia” el acoso no lo elimina, sino que evita que el acosado sea consciente de tal situación, lo que al menos, para la criminología, resulta una dudosa y deficiente solución del problema.

En segundo lugar, los “filtros de calidad”, que según Twitter, se basan en el origen de la cuenta y el comportamiento de la misma para eliminar el contenido de “menor calidad”, dejan al usuario elegir si quieren activarlo o no, pero queda fuera del control del mismo el tipo de tuits que el filtro limita. De este modo, la plataforma asegura que esta herramienta “no filtra el contenido de las personas que sigues o de las cuentas con las que interactuaste recientemente” Aunque esta medida, más bien, parece ser una forma de evitar mensajes duplicados o automatizados.

En definitiva, es evidente que los trolls y haters están suponiendo para la red social un auténtico problema que está provocando tomar medidas que, hasta el momento, no parecen resultar demasiado efectivas. Como ya aseguró la compañía para referirse a otro de los grandes inconvenientes a los que se enfrenta – el enaltecimiento al terrorismo-, no existe ningún “algoritmo mágico” que sea capaz de identificar contenidos inapropiados.

Nuria Rodríguez

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